“El Miracle 120” es un vino vanguardista elaborado para un público moderno y cosmopolita. Nace para conmemorar el 120 aniversario de Bodegas Vicente Gandía (Chiva) y para celebrar el milagro de transformar la uva en vino. Es 65% Tempranillo y 35% Shiraz y se encuentra dentro de la D.O. Valencia.
La abundancia de sol, la brisa mediterránea y una temperatura media anual de 15ºC, hacen de la D.O. Valencia un paraíso para la elaboración de vinos con importante carga frutal. Gracias a sus suelos pardos, con contenido de caliza, la aclimatación de las variedades Tempranillo y Shiraz es excelente.
La fermentación de este vino se realiza a 28ºC, para posteriormente llevar a cabo la fermentación maloláctica y, finalmente, se realiza un trasiego de depósitos, donde se produce una decantación natural de las lías durante 3 meses. Cada variedad permanece 7 meses en barricas de roble francés de tostado medio procedentes de los bosques de Allier. Se utilizan barricas de 2º llenado, que confieren complejidad al vino, pero sin restar el encanto frutal a cada variedad. Sale con 13% de alcohol.
Este vino tiene bastantes reconocimientos a nivel internacional, ha obtenido tres medallas de oro en Canadá, Burdeos y Alemania.
ANALISIS CROMÁTICO: Vino de color cereza intenso y ribete violáceo, bien cubierto.
FASE AROMÁTICA: En nariz afloran aromas de frutos negros con toques muy especiados y aceituna negra, característicos de la variedad Shiraz.
FASE GUSTATIVA: En boca, los tostados de roble están muy bien integrados, posee buena estructura, con un final fresco y elegante donde destacan los sabores a confitura.
“El Miracle 120” lo recomiendan tomar con cocina italiana, oriental, tapas y cocina vanguardista.
Este vino sólo lo he tomado en una ocasión, tenía una cena especial y a mí me tocaba llevar el vino. Fui al supermercado, y lo único que tenía claro era que lo buscaba tinto. Cuando vi “El Miracle” me llamó la atención su etiqueta, era muy diferente a las del resto, no era la típica, su diseño simple pero moderno fue lo que me atrajo. Así que, decidí darle una oportunidad y probarlo. Supongo que no es uno de los mejores criterios para elegir un vino, pero confié en mi instinto.
Y mi intuición no falló, el vino me gustó. La cena era de tapas y la verdad es que este vino era muy buen acompañante, tenía un sabor bastante afrutado, fresco, suave y nada astringente. Sentí que era como un vino tradicional pero con un toque moderno y sabores nuevos.
Por todo ello, es un vino que recomiendo a todos aquellos que, como yo, sean novatos en el tema de vinos y que estén empezando a probarlos y a disfrutar de las sensaciones que producen.
MIREIA RAMOS GIRONÉS
