jueves, 3 de marzo de 2011

“LA SANGRE DE RIBEIRA SACRA ES EL VINO”



Yo, como gallego de pura cepa, siento devoción por los vinos frescos y jóvenes de mi tierra, prefiriendo estos (a pesar de que tengan menos prestigio y reconocimiento en los círculos de amantes del vino) a los crianzas, más extendidos por todo el resto de España. Y es uno de estos vinos sencillos (y este calificativo no tiene connotación negativa) uno de mis favoritos: los Ribeira Sacra.
En mi casa siempre se ha procurado tener una buena reserva de vinos para poder elegir, dependiendo de la época del año, del menú que nos prepare la abuela y, en general, del contexto del momento, un vino u otro. Mi padre siempre me ha instado a probar aquellos vinos que él mismo elegía durante las comidas, adiestrando de forma inconsciente mi paladar para apreciar y diferenciar unos vinos de otros; y de entre todos los que he tenido ocasión de catar desde aquel primer Rioja hará unos 6 años, el que más ha conseguido seducir mi sentido del gusto ha sido un tinto de la denominación de origen Ribeira Sacra.
Desde mi punto de vista como consumidor (y no como aspirante a tecnólogo de alimentos) describiría estos vinos como frescos y agradables de beber en general. A simple vista muestra una tonalidad rojo cereza. En nariz resulta muy aromático, recordando a la fruta roja y negra con toques florales y balsámicos. En boca, como ya he mencionado, resulta fresco, suave y goloso, con una acidez bien equilibrada y amplitud. Es curioso como este vino consigue unas características tan agradables sin ser un vino añejo: los entendidos en el tema dicen que es en la Ribeira Sacra donde se hace el mejor vino joven de toda España.
Con respecto a la denominación Ribeira Sacra hay que decir que, además del paisaje y la dificultad, el “terroir” (condiciones de la zona: clima, suelo, orientación del Sol..) que podemos encontrarnos en la región que abarca la denominación de origen es el factor decisivo a la hora de crear estos, pudiendo cultivar la misma variedad en cualquier otra zona pero siendo imposible obtener el mismo vino.
Puede que sea por méritos propios o por los recuerdos de familiaridad que desata en mí, no lo sé, pero los vinos tintos de la Ribeira Sacra son como debe ser la sangre de los verdes paisajes lucenses de Galicia: agradables, nostálgicos y seductores. Os invito a probarlo, acompañando a un surtido de quesos tiernos (tetilla gallega, ya puestos a hacer un menú “de la zona”) de entrante y unas vieiras frescas de las ría coruñesa de plato principal. No espero que os guste: se que os gustará.   Lois Fraiz Ares

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