viernes, 5 de agosto de 2011

Blanc de Trilogía con e punto de vista de MAX BAO

Existe un enclave escondido y a la vista de todos en Valencia: dirección Alicante por el interior, pasando por el precioso canal de Navarrès y tras una larga recta que parece interminable, se arriba a unas montañas pobladas de verdes y grises brillantes, y allí se oculta el lugar donde deslumbran los valles, murmuran las nubes, y las cepas, privilegiadas, son agradecidas: Fontanars, Moixent y La Font de la Figuera, “la Comarca”, el territorio que se salvó de un macrovertedero gracias al esfuerzo y las protestas de sus habitantes y allegados de estos. Ahora defienden la singularidad de sus vinos, creando la Asociación Vinos de les Terres dels Alforins.

La segunda añada del Blanc de Trilogía aúna en su interior principalmente sauvignon blanc (madura, frutal, intensa, golosa de golosinas varias, embriagadora y perfumada), con muscat (franca, cargada de lichis y compotas) y un toque de la variedad autóctona verdil (con su acidez característica), que con su fermentación en roble francés desemboca en un perfil propio del Nuevo Mundo: de tacto graso, con predominantes recuerdos de levadura (el atractivo plátano de kiosco) y largo y cálido recuerdo en el paladar.

En aquel enclave escondido, un grupo de cepas jóvenes, a la vista de todos, agradece su suerte en este vino. MAX BAO

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